Orden y Amor
El amor llena lo que el orden abarca.
El uno es el agua, el otro el jarro.
El orden recoge,
el amor fluye.
Orden y amor se entrelazan en su actuar.
Igual que una melodía, al sonar, se guía por las
armonías,
así el amor se guía por el orden.
Y al igual que el oído difícilmente se habitúa a las
disonancias,
por mucho que se expliquen,
así nuestra alma difícilmente se hace
a un amor sin orden.
Algunos tratan este orden
como si no fuera más que una opinión,
que pudieran tener o variar a gusto.
En realidad, empero, nos viene dado:
actúa aunque no lo entendamos.
No se idea, se encuentra.
Lo conocemos, igual que el sentido y el alma,
por su efecto.